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domingo, 4 de julio de 2010

Cómo superar las distracciones y obtener grandes satisfacciones

[caption id="attachment_600" align="alignleft" width="400" caption="Desenfocados"][/caption]

¿En cuántas ocasiones nos hemos propuesto concretar durante el día una serie de tareas, y al final descubrimos que además de no haberlas cumplido en su totalidad apenas si logramos un porcentaje muy reducido de la lista.

Es una situación tan común que se repite casi a diario. La frustración, el descontento o la ansiedad hacen su aparición con el consiguiente estrés.

Hay numerosas razones, pero un alto porcentaje de esa falta de eficacia se debe a una causa más simple, identificable y fácil de resolver: la distracción.

Veamos qué tenemos qué hacer para superarla.



Para empezar, ¿De qué otro modo podemos describir la distracción?

Yo diría que es una  falta de enfoque; es decir: dispersión excesiva que nos coloca en el peligro de un futuro incierto...y aburrido. Es como estar en todo y en nada.

Totalmente des-enfocados.



Y desde un punto de vista práctico ¿qué representan las distracciones?

Muchas cosas, pero pienso sobre todo que son una fuga en nuestra productividad y en nuestra competitividad.
Te pongo a consideración lo siguiente:

1. Las distracciones son resultado de hábitos.

2. Es probable que se de deban a que carecemos de una razón de peso para hacer lo que estamos haciendo.

¿Y porqué llego a esto último?

Porque en muchas ocasiones he visto, tanto en mi propia experiencia como en la de otros, que la distracción no es la causa sino el síntoma de algo más profundo: la ausencia de un motivación personal e íntima.
Entonces ya sabemos qué tenemos qué hacer:

1.Modificar esos hábitos.

2.Tener una razón para lo que hacemos.

Pero te propongo una estrategia más inteligente.

Si te das cuenta, las dos cosas se pueden relacionar. De modo que si contamos con una razón, un objetivo, lo suficientemente poderoso que definitivamente nos convoque y de preferencia nos apasione, contaremos con un punto de apoyo lógico para modificar los hábitos. Inclusive es probable que el cambio de hábitos venga solo.

Entonces:
Paso 1. Comenzar por el principio.

Necesitamos primero un objetivo, una meta. De este modo será más fácil enfocarse. Nuestra atención estará puesta en el objetivo.

Es importante que éste sea alcanzable y realista.

(Si tienes claro uno, te recomiendo que no lo dejes en la cabeza, escríbelo)


Paso 2. Generar un plan de trabajo que derive de ese objetivo.

Podemos hacer un plan de trabajo de la semana, por ejemplo.

Al contar con un plan resulta más fácil definir qué es prioritario y qué no lo es.

¿Y qué debe contener ese plan de trabajo de la semana?

Una lista de tareas, la cual es el último eslabón de nuestra cadena:
objetivos-plan-tareas



(Te sugiero que no la dejes en la cabeza, también escríbela)


Paso 3. Ordenar las tareas del día.

De modo que sean prioritarias aquellas más determinantes, aquellas que estén en linea con nuestro plan del día y, por ende con nuestro objetivo maestro. y dejar para más tarde aquellas que necesitan quizá ser atendidas, inclusive ese mismo día pero no necesariamente durante las horas más productivas.
¿Y las distracciones involuntarias?

-mail, messenger, facebook.

-llamadas.

-intromisiones varias (visitas inesperadas, solicitudes no contempladas, etc.)

Siempre habrá imponderables pero podemos aprender también a decir NO. Eso reducirá aún más nuestro margen de distracción.

Cómo verás, es posible acabar con las distracciones o reducirlas al mínimo. Y al entender que lo que está detrás, lo que las facilita, es una serie de hábitos improductivos que sabotean nuestras oportunidades resulta alcanzable vencerlas con enfoque y mucha voluntad.

1 comentario:

  1. Gracias por los artículos, pero no pude abrir el de los miedos (será que me dio miedo abrirlo?, no es cierto).

    Gracias nuevamente

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