Un momento de inspiración, ya sea solo o en grupo, es el típico instante donde las ideas fluyen, cargadas de una fuerte motivación, y donde la creatividad están tan desatada, tan libre, que con facilidad perdemos piso y sentido práctico.
De modo que nuestras geniales ideas corren a raudales, pero directo a la coladera.
Al "aterrizar" nos damos cuenta, ya demasiado tarde, de habernos quedado con casi nada porque no tomamos la precaución de "retener" algo de esa lluvia prodigiosa que nutriría nuestros proyectos.
Sin duda, en ese momento único nuestra parte imaginativa, tan importante, necesita desplegarse y no ser "sometida" por la razón, por el análisis.
Pero eso no impide tomar algunas simples precauciones.
Y todo resulta ser sólo cuestión de hábitos.
¿Cuál sería entonces la acción más importante en ese momento?
Recopilar sin priorizar u ordenar las ideas: sólo retenerlas en el contenedor adecuado.
¿Cuáles son los recipientes más indicados para aprovechar la lluvia de ideas?
- La libreta de notas, de la que ya he hablado en varias ocasiones, sería el recurso más inmediato por su practicidad e inmediatez además de ser un excelente recordatorio de nuestro proyecto.
- El mapa mental.
Además, este último funciona muy bien en una segunda etapa, ya sea inmediata o posterior.
Su utilidad más clara radica en facilitarnos ir de lo general a lo particular pero rompiendo con el esquema lineal al que estamos tan acostumbrados.
Un mapa mental permite desdoblar las ideas de un modo simple y fluído
Del tema u objetivo inicial a cada una de las implicaciones o subtemas, derivaciones o ramificaciones posibles de imaginar, de una manera inmediata y lógica.
Inclusive se puede utilizar durante la lluvia de ideas misma, si nos encontramos en el entorno adecuado para hacerlo.
Basta con una cartulina, un pizarrón, o con la ayuda de algún programa, como lo es Free Mind, del cual ya he hablado en otra ocasión.
Personalmente estas dos herramientas me han dado un sin fin de resultados para poder darle continuidad y seguimiento a mis proyectos, aumentando significativamente esa productividad personal que muchos deseamos y que sólo implica ir implementando hábitos concretos: hábitos de productividad.
Te invito a que pruebes y veas los resultados.
Lo sorprendente, entre otras cosas, es el costo tan pequeño y el beneficio tan grande que algo así puede tener.
LAIMAGEN QUE ILUSTRA EL ARTÍCULO APARECE BAJO LICENCIA CREATIVE COMMONS
Foto: R. Walker
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