Hace más de veinte años contar con un medio que te permitiese convocar a la gente alrededor de tus actividades -arte, negocios, aficiones, amistad, etc.- resultaba en extremo limitado.
La interacción entre las personas se suscribía, aparte del encuentro directo, al teléfono y en menor proporción al correo tradicional.
Éste último era lento y se acostumbraba poco. Y en el caso de convocar a personas en tu misma localidad resultaba inusual, quizá por lo poco práctico.
Si a esto le añadimos la casi nula cultura de la promoción y difusión en el medio de los profesionistas independientes y de los microempresarios, resulta que en los primeros las oportunidades de trabajo surgían por las redes de contacto directas que se tenían; en el segundo caso, por la exposición pública o por las típicas inserciones en los periódicos.
De la difusión de aficiones particulares supongo que menos aún.
Ahora contamos con recursos inimaginables para generar una exposición masiva de nuestros productos, de nuestros servicios y en general de nuestros intereses.
Algo muy distinto a esos años, cuando resultaban inimaginables los alcances de la tecnología actual.
Ahora estamos en un momento muy distinto. Estamos en la Era 2.0
Sin embargo, a lo largo de la historia de la humanidad siempre ha sucedido que la incorporación de un recurso por parte de las personas toma más tiempo que el que tomó inventar el recurso mismo.
Somos seres culturales y necesitamos que estos recursos se conviertan en hábitos cotidianos; en algo incorporado casi inconscientemente a nuestra vida. Y eso toma tiempo.
Desde la irrupción de internet hemos estado incorporando precisamente los beneficios derivados de él.
Tanto así que en la actualidad cada vez más personas viven como algo normal el enviar y recibir correos electrónicos.
No obstante, en los últimos años, las cosas empezaron a cambiar cada vez más rápido, al grado que las opciones de comunicación actuales son muchísimo más variadas.
Mucha gente las desconoce y aún más ignora el aprovechamiento posible que pueden darnos para construir la visibilidad necearia para promover y vender nuestros productos o servicios, o simplemente hablar de nuestros intereses o aficiones.
Si has seguido los artículos de este blog te habrás dado cuenta que uno de mis intereses es precisamente el blog.
No sólo porque publico uno, sino porque estoy seguro que se ha vuelto uno de los medios más poderosos, rápidos y efectivos jamás visto.
En el medio de habla inglesa, el blog lleva ya algunos años de haberse convertido en un fenómeno cultural de alcances impredecibles.
Su diversificación temática es pasmosa y nada lo limita a encontrar cada día nuevas posibilidades de uso.
Sin embargo, en lengua castellana la realidad es muy distinta. Tanto así que con bastante frecuencia todavía me preguntan ¿qué eso de los blogs?
La explicación técnica dista mucho de dar una comprensión suficiente; de hecho, es claro que no consiste en un recurso tecnológico nada más.
Lo interesante empieza cuando comenzamos a entender lo que se puede hacer con él.
En los próximos artículos iré abordando algunas de sus posibilidades más comunes, a fin de que puedas tener mejor idea de cómo puedes apropiarte de este recurso, si es que te animas.
Por último te puedo decir que en la actualidad a toda esta vasta oferta de propuestas le llaman "la blogosfera".
Personalmente cada día la veo alejarse más de esos límites, y ya se vislumbra el momento de percibirla como una verdadera "blogalaxia"
Un inconmensurable espacio de vasos comunicantes e interrelaciones que contribuyan en algo a mejorar la vida de las personas.
¿Será por eso que en chino la palabra equivalente para "world wide web (www) significa "red de diez mil dimensiones"?
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