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domingo, 20 de febrero de 2011

Rentabilidad. Condición clave para emprender acertadamente



Emprendemos negocios porque deseamos libertad. También porque deseamos, en la mayoría de los casos, estar ocupados en algo independiente que disfrutemos y que además pueda resolver nuestras necesidades económicas.

Pero ¿qué pensarías si después de haber iniciado un negocio, haber invertido todos tus ahorros, abandonado el empleo y trabajar quizá muchas más horas al día que antes, te dieras cuentas que no sólo no ganas lo suficiente sino además estás perdiendo lentamente todo tu patrimonio, e inclusive adquiriendo deudas?



Es decir, ¿tiene lógica que después de haber deseado lograr libertad financiera estés obteniendo exactamente lo contrario?

Te he hablado anteriormente de la conveniencia de iniciar un proyecto de emprendimiento partiendo de algo que te apasione y además donde puedas capitalizar habilidades probadas y sobresalientes.

Te he comentado también que esto no es regla absoluta. Es prudente tomarlo en cuenta porque disminuirá claramente los costos de tu proyecto al hacer más transitable los escollos y desafíos, y resolverlos con mejores recursos.

Sin embargo, rentabilidad es, definitivamente, regla incondicional para que un negocio funcione.

A lo mejor piensas que estoy descubriendo el agua tibia.

Entonces ¿porqué casi todos los días escucho hablar a la gente de ideas de negocio de lo más variadas e ingeniosas que no parecen tener clara su rentabilidad?

Describen detalladamente todos los aspectos de su producto: color, tamaño, funcionamiento. Inclusive hasta ya saben muchas veces cómo se llamará y donde piensan venderlo, pero no saben objetivamente si ganarán dinero con él.

Pero vamos por partes.

¿Qué significa que algo sea rentable?




La manera más simple de entenderlo sería recurriendo al concepto de costo-beneficio:

Obtener los mayores o mejores resultados con el menor esfuerzo o costo invertido


Pero, desafiando a toda lógica simple, sucede lo contrario con demasiada frecuencia.

Cuando comenzamos a emprender hacemos "las cuentas alegres".

Estas no representan más que un simplificación extraordinaria de todo lo que implica un proyecto de empresa.

La tendencia común es centrarse en los costos más obvios, los que parecen más determinantes o los que no implican mucho conocimiento y control.

Por lo general tienden a ser los costos invertidos en dinero, y la mayoría de las veces, los costos directos o variables, porque son los más "visibles".

Sin embargo, la rentabilidad de un proyecto puede quedar determinada por muchos factores. Muchos de ellos son extremadamente sutiles pero con la capacidad de afectar sensiblemente el resultado de nuestro emprendimiento.

Uno de las dificultades mayores consiste en conocer y entender el mercado objetivo al que debemos dirigirnos.

Este debe generar al final un beneficio claro para nosotros, de lo contrario no habrá negocio y es mejor no meterse ahí.

Y quizá una de las cosas que toma más tiempo entender es que, en muchos casos, posiblemente no se trate de saber si hay o no rentabilidad, sino más bien en saber en dónde está la rentabilidad.

En resumen




La mejor fórmula para lograr emprender exitosamente consiste en contar, idealmente, con estos tres ingredientes en tu proyecto:

  • Pasión

  • Habilidad

  • Rentabilidad

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