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lunes, 28 de marzo de 2011

Tecnología y estrés



¿La tecnología te saca úlceras? ¿No hay día en que no batalles con ella? ¿Con frecuencia "forcejeas"  con algún dispositivo electrónico a tal grado que a veces desearías estrellarlo contra la pared?

Es normal. No eres la única persona que vive algo así.

Hacia donde volteo la gente tiene dificultades para manejarla, dominarla, entenderla, incorporarla y aprovecharla.



Incluso yo mismo, que llevo muchos años en relación estrecha con ella debido a las actividades que realizo, no dejo de tener "mis momentos".

Llegué entonces a una conclusión más sensata.

La tecnología no es perfecta pero sirve




La pregunta entonces es ¿Cómo podemos convivir con ella sin tanto desgaste?

Observando detenidamente la manera como nos vinculamos con los dispositivos he concluido algunas cosas útiles.

  • En casi todos los casos queremos disfrutar las mieles de su eficacia de manera instantánea y sin sorpresas desagradables de cualquier tipo, ni al principio ni más adelante.

  • No contemplamos de modo alguno deber aprender a usarla. Casi desearíamos que nos leyera el pensamiento.

  • En muchas ocasiones generamos dependencias enfermizas con ella.

En no pocos caso pareciera casi una adicción que ataca a personas de muy diversas edades y cuando "nos falla" el mundo puede llegar a vivirse triste y sin color.

¿Tiene sentido tanta ansiedad?




Estoy seguro que no.

Entonces ¿Qué hacemos?

  • Aceptar que si es de humanos equivocarse, y la tecnología es hija de la humanidad, ella también se equivocará.

Es indudable que no es perfecta; al contrario, está en constante evolución para mejorar su funcionamiento.

  • Aceptemos que muchas veces requiere un proceso de aprendizaje para saber no sólo utilizarla sino también para entender porqué falla.

Es sorprendente la frecuencia con que la principal razón de las fallas no provienen del equipo mismo sino de nosotros: de nuestra impericia.

  • Necesitamos llevar una relación equilibrada, relajada. Colocarla en su justa dimensión de modo que la falta de corriente, por ejemplo, no tenga porqué ser un motivo de infelicidad.

Como seres humanos llevamos más tiempo sin muchos bienes tecnológicos que en la actualidad nos parece inimaginable no poseer.

Pero eso sí.

No es solución prescindir de ella. Y más en nuestros días presentes.

Esto llegó para quedarse y es parte de los cambios tan vertiginosos que estamos viviendo.

No hago una apología de ella. Carece de sentido.

No se trata de estar o no estar de acuerdo.

Esto ya es un hecho y no hay vuelta de hoja.

LA IMAGEN QUE ILUSTRA EL ARTÍCULO APARECE BAJO LICENCIA CREATIVE COMMONS.
Foto: John McStravick

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